lunes, 5 de julio de 2010

Los olvidados, un libro triste




Los libros recibidos se amontonan en la redacción, junto al ilusorio propósito de leerlos algún día. Pero no hay tiempo, ni ganas. Ni siquiera sabrías por dónde empezar.

A veces, un título, una portada, un detalle, llaman nuestra atención. Sacas el volumen del rincón donde lleva meses sesteando; lo ojeas, vuelves a leer solapa y cubiertas. Y el índice. Uhmm. Te detienes. Te enganchas. Te lo llevas a casa y lo devoras en un fin de semana.

Es lo que me ha pasado con Los Olvidados. Una tragedia americana en la Rusia de Stalin, del periodista británico Tim Tzouliadis.

El libro es triste. Y acaba mal. Cuenta la historia desconocida de las decenas de miles de estadounidenses que, a principios de los años 30 del siglo XX, emigraron a la Unión Soviética, la nueva patria de los trabajadores, en busca de la tierra prometida que la Gran Depresión
les había negado en América.

Viajaron en compañía de sus familias, atraídos por la utopía del comunismo; pero, sobre todo, huyendo del paro y la falta de oportunidades. Su historia es literalmente increíble: introdujeron e
n la URSS la pasión por el béisbol, la fiebre del jazz y las fábricas Ford. Utilizados al principio por la propaganda soviética, atrapados casi inmediatamente por el Gran Terror estalinista –cuya paranoia convertía a cualquier extranjero en enemigo–, abandonados por su propio gobierno, todos ellos acabaron detenidos, asesinados o desaparecidos en el gulag.

Gracias a un ingente trabajo de investigación –en los archivos estatales rusos y en los Archivos Nacionales de Washington, también en los de la NKVD– Tzouliadis ha logrado reconstruir las biografías, todas conmovedoras, de unos idealistas que, en su huida del imposible Sueño Americano, fueron tragados para siempre por la noche de la historia.

Prosa fluida, ágil relato, gran reportaje, cero ideología. Mucho más una cronica periodística que un ensayo histórico. Por eso ganó el premio Longman History Today en 2009.


1 comentario:

José Antonio Peñas dijo...

Mi chica me lo regaló hace poco y lo tengo en la lista de lectura para las vacas. Ya os contaré mi impresión.