Hace tres años, en el Instituto Francés de Madrid, pude ver Shoah, quizás la única película verdaderamente imprescindible sobre el Holocausto. Construida integramente a base de entrevistas con testigos, perpetradores y supervivientes, su metraje no contiene ni un segundo de recreación, dramatización o ficción. Su director, Claude Lanzmann, presente en Madrid aquella tarde de primavera, tardó once años en producir, recoger y ordenar el material. Hoy se ha convertido en una pieza documental para la historia: la del cine, la del horror y la de Clío; y también, para la del periodismo filmado. Esas nueve horas y media de palabras e imágenes nunca se han proyectado en una sala comercial española. Quizás sea lo mejor: ¿se la imaginan una tarde de domingo en los Multiplex?
Esta noche, por fin, la veremos en La 2. Al menos, la primera parte.
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2 comentarios:
Gracias por la sugerencia, es magnífica, pero yo no puedo ver películas del Holocausto porque la última vez que fui a una:El Pianista, la señora berlinesa, que había a mi lado y yo, después de estar llorando toda la proyección; nos abrazamos desconsoladas e impotentes, no solo por la indiferencia que llevó al horror pasado, sino por la indiferencia actual que lleva a la gelidez presente. Too much, too sad.
Lo he leído tarde, ya no llego, cachis!
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