Hace ya unos años, la revista de divulgación científica New Scientist ofreció a sus lectores un regalo valorado en 28.000 dólares, que requería previamente la muerte del ganador para hacerse efectivo. Consistía el premio en un tratamiento completo de suspensión vital a 196 grados bajo cero, con posterior resucitación futura, en el Instituto de Criónica de Michigan. Desde entonces, las técnicas de preservación, vitrificación y reanimación están avanzando y parecen dar buenos resultados con pequeños mamíferos. Y las listas de espera para convertirse en un findus humano no paran de crecer en los tres únicos centros que existen en el mundo.
Por cierto, el nombre del ganador del concurso, todavía caliente, se mantiene secreto.
Los olivos congelados fueron fotografiados por Ana en Barbastro (Huesca), el 26 de diciembre de 2005, a las 17:25 de la tarde
domingo, 14 de mayo de 2006
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2 comentarios:
Y si cuando me descongelan el mundo ha cambiado de tal manera que ya no me gusta tanto?
Propongo que en el contrato criogénico se incluya una cláusula donde se especifique la posibilidad de volver a congelarse si el mundo en el que resucita le deja helado.
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