Con parsimonia y precisión, los alemanes procedieron a la voladura sistemática de todos los edificios del ghetto, manzana a manzana, con sus habitantes dentro. En abril de 1943, tras un mes de resistencia, los últimos combatientes judíos se rendían. De los 50.000 supervivientes, quienes no fueron fusilados in situ, partieron hacia los campos de exterminio, casi todos a Treblinka.
Entretanto, la guerra había cambiado de signo. En julio de 1944, mientras en el Oeste los aliados liberaban Francia, el Ejército Rojo llegaba a las puertas de la Varsovia ocupada. Sabiendo que Stalin tampoco consentiría una Polonia independiente, el Ejército clandestino polaco del Interior se levantó contra los nazis, justo antes de la llegada de los rusos.
A pesar de la hostilidad de Stalin hacia Polonia, los varsovianos creían que sus tropas les ayudarían contra el común enemigo alemán. Ni por asomo. La ofensiva soviética se detuvo a las afueras de la ciudad para contemplar –literalmente, a vista de prismáticos– el segundo aplastamiento de Varsovia por los nazis en poco más de un año. Los "rebeldes" resistieron 63 días. Tras la capitulación, todos los habitantes fueron forzados a abandonar sus casas mientras los alemanes procedían a su demolición sistemática. Utilizaron para ello tantos explosivos como en la batalla de Stalingrado.
Cuando el 17 de enero de 1945 los rusos se decidieron a cruzar el Vístula, sin disparar un tiro, encontraron una ciudad fantasma y deshabitada que ya no existía: el 85% de sus edificios habían sido arrasados hasta los cimientos, incluyendo la histórica Ciudad Vieja y el Castillo Real.
(Si les interesan estas historias –a mi sí, ya lo ven–, pueden leer el libro de Norman Davies o ver El Pianista, de Roman Polanski, basada en la vida de Wladislaw Spilzman, testigo y superviviente de todo este horror)
4 comentarios:
Nueva demostración del fenómemo paranormal de las serendipias. De cómo nuestro blogger se va a Varsovia a la vista de que no puede votar en la Polonia meditarránea.
He leido recientemente --y ¡maldición! no recuerdo dónde --que toda la historia militar que se ha escrito desde Tucídides es una sarta de mentiras deliberadas, con el único propósito de ocultar el horror y el sinsentido de la guerra, pues si se conocieran nadie querría jamás participar en una.
Si pueden háganse con la edición para coleccionista de El Pianista. Además de un segundo DVD con documentales, incluyen un cd de audio con extractos de la banda sonora. De lujo.
En su momento también me impresionó mucho Stalingrado de Joseph Vilsmaier, que es una de las pocas películas bélicas que incluiría en mi videoteca.
Y por supuesto recomendar una vez Maus de Art Spiegelman.
http://www.archivodenessus.com/rese/0368/
Duele el alma al pasear por las calles de lo que fue el antiguo ghetto judío. Ni una huella material de la barbarie nazi; sólo un monumento apartado, difícil de encontrar para el turista apresurado.
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