jueves, 6 de julio de 2006
¡Viva San Fermín!
El buenismo de los malos roza el esperpento. Ni ¡Viva San Fermín!, ni "tortura cruel y sangrienta" de los pobrecillos toros en los encierros y la plaza. Afortunadamente, la borrokada ha planeado un amplio conjunto de actos "eminentemente alternativos y euskaldunes" para celebrar bien agnósticamente el correcto desarrollo del porro-ceso. Coñazo pero bien, la hostia. O sea.
Si el bueno de Hemingway levantara la cabeza... se volvía a la tumba de puro aburrimiento.
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7 comentarios:
Que bien que vuelves caustico a tu cita Lynx! Si algunos politicos fueran la mitad de claros que tu, quizas la politica dejaria de ser un circo tan aburrido y poco serio como lo vemos muchos.
Cierto, un caustico comentario muy apropiado para la fecha. Permíteme que yo sea más basto: además de imbéciles, gilipollas.
Asociaciones como la PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) me dan grima. Coincido con algunos de sus planetamientos, pero no con sus posturas radicales y en ocasiones irracionales. Además, he conocido de cerca algunas organizaciones defensoras de animales cuyos representantes no dan ejemplo de lo que predican y que usan la directiva para colocar a familiares y amiguetes –Para Esto Te Asocias (PETA)–. El negocio del "eurocologismo", vamos. Pues eso, ¡viva los sanfermienes! Uy, perdón, se me coló el gnoscismo: ¡Viva los fermines!
Aparte de a un San Fermín que debe estar más que mareado en un rincón de estas celebraciones paganas ¿ampliarán éstos y éstas, laicos y laicas, su laicismo al Dios-Raza tonante con sus atributos armados? ¿Dejarán de rezar sus rosarios de ADN?
O de celebrar esos ritos con sacrificios humanos.
No comparto esa vision de los sanfermines, Lynx. Como ciudad maniquea que es Pamplona CONVIVEN en ella el abertzalismo más deleznable con el opus dei más retrógado. Efectivamente, cuando llegan las fiestas de San Fermín cada uno hace alarde de sus creencias y las enarbola con fruicción. Sin embargo, por cada grito de "independentzia" que se voceaba ayer en la Plaza del Ayuntamiento, se escuchaban miles de voces gritando "San Fermín. Por cada pancarta que califica esta celebración de rito satánico, hay centenares de mozos pamploneses que esperan un año para disfrutar dejando espectaculares carreras en Estafeta. Por cada concejal apostáta, hay decenas de madres que siguen apelando al "capotico" del santo para que cuide a su hijo en el encierro.
Sinceramente, creo que Hemingway estaría más que sorprendido de que,a pesar de una minoría tocapelotas (con perdon) el espíritu de san fermín se siga mascando en la calle.
uno sanfermines sin toros y sin santo, guau, euskaldunes, sozialistas y solidarios, me apunto!
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