Porque, obviamente, no estamos hablando sólo de una fiesta religiosa. Las gentes de buena voluntad celebramos la niñez estos días. Y no sin melancolía. Todas las infancias del mundo caben en la última semana del año: la propia y privada de cada uno, la colectiva junguiana, la de los nuestros...
Por eso muchos, cuando ya no tenemos cuentas pendientes con nosotros mismos, deseamos volver a casa por navidad (¡qué gran campaña publicitaria aquella de "El Almendro"!). Y por eso, todo el que tiene hijos se acaba reconciliando con estas puñeteras Fiestas.
Lo explicaba mucho mejor Chesterton: "Cuando uno deja de creer en Dios, acaba creyendo en cualquier cosa".
(El arbolito agnóstico de la foto, aquí)
15 comentarios:
Por el contrario yo reivindico mi derecho a unas vacaciones de fin de año SIN NAVIDAD. Basta de luces atroces por las calles, de aglomeraciones absurdas en las zonas comeriales,de villancicos-mix, de reposiciones en televisión (¡cómo he llegado a odiar "qué bello es vivir"!) y en general de atentados continuos contra el sentido común y el buen gusto. Si se trata de una fiesta familiar que nos la dejen a las familias y que el Corte Inglés retire inmediatamente su espantosa decoración, y se prohiba el uso de trajes de Papá Noel bajo pena de apedreamiento.
Al menos en el culto mitraico se lo pasaban bien,y el toro para el sacrificio lo ponía el gobierno.
Y de los atentados gastronómicos contra la salud ya hablaremos otro año ¿Porqué se atreven a llamar "turrón" a una masa de kiwi con avellanas y pasas, cuyo único parecido con la tradición es el formato rectangular?
Curioso Japa, odia la Navidad pero defiende el turrón de toda la vida...
"Todas las infancias del mundo caben en la última semana del año".
Joder, Lynx, es una de las mejores frases que ha escrito usted desde que comenzó a blogear.
Yo salgo mañana a casa por Navidad, y estoy deseando reunirme con la familia... Pero si pudiera eliminar del calendario la noche de fin de año, lo haría con mucho gusto. Era la única noche del año en que Bogart no bebía, porque se negaba a emborracharse cuando lo estaban haciendo todos los demás.
Meterse en la cama a las diez, y levantarse con el primer amanecer del nuevo año... Eso es un regalo.
Felices Fiestas
Amigo Anónimo, no defiendo el turrón, sino el idioma castellano, cuya definición de "turrón" es clara y cerrada, y no engloba al montón de atrocidades azucaradas que se comercializan bajo esa denominación y cuya principal característica alimentaria es la de cargar de trabajo al desdichado páncreas, que ya no da más de sí a fuerza de generar insulina las 24 horas del día
Ciertamente, en esta sociedad de la opulencia nos estamos volviendo locos... e intransigentes. D. Japa deje que cada cual cuide de su glándula pancreática que, si funciona correctamente, puede asimilar el azúcar navideño. Por cierto, la masa de la que habla se llama turrón y es una evolución del clásico (¿pero no está usted en contra de "conservar" las tradiciones?) que está contemplada en el Codex Alimentario. Si tanto le molesta la Navidad, una fiesta popular y tradicional que muchos la celebramos a pesar de ser ateos, aconfesionales o seguidores de satán, pues pertenece a nuestro arraigo cultural, puede prescindir de ella e ignortarla. Además, me cuesta creer que si usted tiene hijos, les prive de ella; de su magia, que la tiene (¿recuerda su infancia? ¿No se ilusionaba con la llegada de los Reyes Magos?).
Por otro lado, la reseña al culto de Mitra le ha quedado muy culta: o sea, que usted tiene constancia de que los mitraicos se lo pasaban cojonudamente en sus fiestas paganas. Pues qué quiere que le diga, yo me lo paso de coña en Navidad pagándome mi chuletón y sin que ninguna ministra de turno venga a decirme las calirías que he de meterme en el cuerpo o que me gratifique con un becerro desnatado. ¡Coño, que como le oiga esta señora para-anoréxica nos quita hasta el turrón (de kiwi)! No de ideas...
Además, Japa, ¿sabía que hay turrón y mazapanes sin azúcar para diabéticos? Ya no tiene escusa para celebrar la Navidad. Le deseo que 2007 le lleve esos kilos de más que tanto le inquietan. Un saludo, el PC.
Personalmente nunca me han gustado los dulces navideños, ni turrones, ni mazapanes ni ppolvorones… así que la existencia de turrones para diabéticos no me resulta de provecho. Culinariamente las navidades para mí son un desierto, ya que tampoco me gusta el marisco y el cordero, que sí me gusta, me sienta fatal. Afortunadamente siempre puedo tirar de pescados varios o enfrentarme a un par de chuletones, pero eso se puede hacer en cualquier época del año y sin poner belenes.
Como se puede ver, no defiendo el turrón por mis apetencias, sino como parte de nuestra historia gastronómica rica, larga de siglos y gravemente amenazada en la actualidad por las atrocidades comerciales. Tampoco celebro la Semana Santa, pero disfruto de un buen potaje de vigilia (eso sí, no puedo con las torrijas: está claro que los dulces y yo tenemos una mala relación)
Ni almejas, ni chirlas, ni "bombocitos", ni muslitos de cordera... Esta usted más fuera de circulación que los hermanos Calatrava. ¡Coño, anímese y cómase una rosca –o un roscón, si se atreve–!
Japa, realmente siento pena por usted, lo siento pero no puedo dejar de imaginarle bajito, rechoncho y azulado, como el pitufo gruñón, no deja de intentar ir a contracorriente.
Me compadezco de usted, a mi tampoco me gustan las aglomeraciones, los centros comerciales, los abusivos precios de los alimentos, pero me olvido de todo eso al ver como mi hijo se le ponen los ojos como platos al ver al gordito de rojo con su saco de dudoso contenido, o como mi madre se emociona de vernos a todos juntos.
Se que todo esto suena muy pastelero y hace tiempo pensaba que nunca lo podría decir pero citando al sabio de mi frutero "eeh lo k hay"
Natale hilare et Annum Nuovo
Anónimo: Ah, ah, ah... ¿Se lo monta con el frutero? ¿"eeh lo k hay" es lo que le dice cuando se saca el dudoso contenido del paquete? NO me extraña que al niño se le pongan los ojos como platos.
Por si alguien no ha leido mi primer comentario (me temo que nadie, dados los comentarios) lo resumiré: no tengo nada en contra de la celebración familiar (y cito mi comentario "si es una fiesta familiar que nos la dejen a las familias") sino en contra de todo lo demás: el bombardeo publicitario, la programación empalagosa y predecible, la saturación comercial, la decoración atroz de calles y plazas y el gasto absurdo en todas partes. Mi hijo, ya que me preguntan por él, disfruta de las fiestas sin necesidad de cubrir la fachada de luces de colorines centelleando a todas horas ni colgar de la ventana un muñeco con más pinta de asaltante nocturno que de alegre vejete. Yo tampoco necesito nada de eso para disfrutar cuando nos reunimos con mi madre o con los padres de mi chica, y no necesio empapuzarme para cenar a gusto y divirtiéndome. El resto me sobra y de acuerdo a las normas de Epicuro, del que me considero entusiasta seguidor, lo superfluo no da placer, sólo trae servidumbre. Así que gracias por compadecerme, pero disfruto mucho de mi vida, así que esa compasión es superflua
Joder lince!, menudas vacaciones nos estamos pegando, no?
Vale, seguro que merecidas y tal y así, pero se le echa de menos, aunque sólo sea una postal felina...
Le entendido y comparto su postura epicurea. ¿Pero no me negará que no le molaría contar para estos días con un mata-suegras? Feliz Navidad, Japa.
Pues disiento con ustedes dos y el filósofo griego, aunque comparto con este último sus conceptos de atanaxia y hedoné, sobre todo esto último. Y no estoy de acuerdo porque, miren, a lo largo de mi intensa vida me he enrollado con cantidad de avecillas superfluas que me han dado tanto placer que en más de una ocasión me he lesionado el obispillo al caerme de la rama tras el éxtrasis copulatorio. Piensen en ello.
Según el Diccionario de la Republicana Academia de la Lengua de El Jueves (RALE)
"Matasuegras: arma defensiva navideña, desgraciadamente poco efectiva"
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