Con 17 años, la misma edad que ahora tiene mi hija, mi padre fue movilizado y obligado a luchar en la Batalla del Ebro, quizás las más dura de nuestra guerra civil. Nunca me contó nada. Ni una palabra conseguí arrancarle sobre aquella experiencia de juventud.
Vengo de ver Banderas de nuestros padres, de Clint Eastwood, y a estas alturas tampoco les voy a contar de qué va la película. Sólo diré que ahora entiendo mejor los silencios de mi padre, incomprensibles para un chaval curioso born in the fifties.
(Para los interesados en la batalla de Iwo Jima, incluida la historia de la famosa foto, ésta es una buena página)
sábado, 27 de enero de 2007
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3 comentarios:
Lo malo de las guerras de nuestros padres es que el que las ganó lo recuerda a su descendientes, que acto seguido se creern propietarios de tal victoria, y los que perdieron hacen lo propio con sus sucesores, que se creen después directa y personalmente humillados, vapulelados, contestados, agradidos... vencidos.
Esto es la semilla del despropósito. Esto es España, en definitiva...
Pues mi padre fue de los que "ganaron" y nunca presumió de ello, ni se creía propietario de ninguna victoria. Más bien me parece que vivía/recordaba el asunto como una especie de jodida maldición bíblica.
Curiosamente, en mi juventud, yo iba con los que "perdieron". Ahora... cada vez me parezco más a mi padre.
Yo espero impaciente a verla, y mucho más a ver "cartas de Iwo Jima".
En cuanto a lo que ocmentais, el genial historietista Miguel Gallardo (sí, el creador de "Makoki") publicó de su bolsillo hace ya una década un pequeño album de homenaje a su padre, alférez de complemento en la guerra civil, en el bando republicano, cuyo título hablaba por sí solo: "Un largo silencio". SI podeis haceros con él, no os lo perdáis
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