Como detalla Yaiza Martínez en Tendencias 21, "a los aminoácidos tirosina y fenilalanina se les asignó un grupo armónico en sol mayor, pero ambos podían distinguirse entre sí porque las notas de cada uno de los grupos estaban dispuestas de forma diferente. Esto supuso que la música resultante tuviera una gama de 20 notas que se extendían en dos octavas, aunque la base musical fuera sólo de 13 notas". Más claro, la molécula formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno.
Y ahora, el concierto ¿Quiere oir cómo suena la minisinfonía de sus proteínas favoritas? Escuche aquí unas cuantas muestras>> Y si desea que le conviertan en música una secuencia particular de su genoma –y que se la envíen por e-mail en formato MIDI– pulse aquí (muy bien explicado, por cierto, todo un ejemplo de genética divulgativa).
(vía con-ciencia)
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