Estoy de viaje, no es fácil conectarse, no encuentro las enyes; pero los posts de Alvy, Nacho, Wicho y Cron me resultan casi imprescindibles, más desde luego que la lectura de los periódicos. ¿Será esto la adicción?
Rigurosos, con sentido del humor, bien informados, abiertos, competentes, honestos, supergeeks...
No puedo resistir el copiar-y-pegar su primera entrada de 2008:
¿Sobre qué cambiaste de opinión en 2007?
What have you changed your mind about? es un artículo de la revista Edge que recoge la respuesta que dieron a esta pregunta un grupo de intelectuales de élite, demostrando así su humildad.
El lema del comienzo me encantó:
Cuando al pensar cambias de idea, eso es Filosofía.
Cuando Dios te hace cambiar de idea, eso es Fe.
Cuando los hechos te hacen cambiar de idea, es Ciencia.
¿Sobre qué cambiaste de opinión en 2007?
La ciencia se basa en evidencias. ¿Qué sucede cuando cambian los datos? ¿Cómo han afectado los diversos descubrimientos científicos y los argumentos cambiando las ideas de la gente?
Son en total más de treinta páginas, con personajes de todos los ámbitos de la cultura. Una interesante, relajante y enriquecedora lectura que hace bueno aquello de «rectificar es de sabios».
Ahí van a modo de resumen algunas de las que me han llamado la atención, junto con las de algunos personajes del mundo de Internet, la informática, la ciencia y las matemáticas, que están entre mis preferidos y que más de una vez hemos mencionado por aquí:
Martin Seligman, psicólogo: quien proponía junto con Carl Sagan que el número de civilizaciones en nuestra galaxia podía estar entre 10.000 y 2 millones, ahora cree que sólo hay una: nosotros. (Véase: Ecuacion de Drake Interactiva.)
Joseph Ledoux, neurobiólogo: creía que los recuerdos se almacenaban en la memoria para acceder a ellos de alguna forma una y otra vez. Tras experimentos de este año cree que más bien se guardan, se recuperan y se vuelven a guardar (los originales se pierden): en cierto modo sólo recordamos… lo último que hemos recordado.
Charles Sabbagh, matemático, autor de The Riemann Hypothesis: ahora cree no es lo mismo tener experiencia en algo que ser un sabio, y que no siempre los expertos tiene por qué tener «buen juicio» en todos los temas.
Piet Hut, astrofísico: ahora tiene claro que no todo en la vida y en la ciencia se puede explicar con analogías.
Colin Tudge, divulgador científico: ahora cree que la ciencia no es omnipotente ni omnisciente y que tiene sus limitaciones.
Freeman Dyson, físico. Hasta ahora creía que tal vez los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki fueron la razón de que terminara la Segunda Guerra Mundial. Ahora tiene claro que no lo fueron debido a nuevos documentos históricos que consultó.
Rudy Rucker, matemático, escritor y ciberpunk: hasta ahora creía que se podría argumentar de forma lógica que un programa de ordenador nunca podría emular la mente humana. Ahora no lo tiene tan claro.
Gino Segre, físico. Antes creía en la expansión del universo. Con los descubrimientos sobre la materia oscura, ya no sabe qué pensar, porque queda mucho por aprender.
Charles Seife, periodista y autor de Decoding the Universe: creía que toda sociedad moderna y democrática debía de ser científica, pero ya no opina que eso sea del todo necesario.
David Bodanis, autor de E=mc² y Electric Universe: creía que la Biblia era verdad. Ahora cree que es inane.
Seth Lloyd, experto en computación cuántica: antes pensaba que era mejor vivir una vida de «baja tecnología» sin gadgets ni aparatos electrónicos. Ahora ha cambiado de opinión.
Kevin Kelly, autor y fundador de la revista Wired, creía que el desarrollo de la Wikipedia sería imposible por los efectos maliciosos de la gente, pero ahora se ha dado cuenta de que estaba equivocado.
Xeni Jardin, una de las autoras de Boing Boing, pensaba que la conversación en los comentarios de su blog se había vuelto imposible debido a los trolls y que a partir de cierto punto nunca volvería a ser práctica ni divertida. Al final cambió de opinión y decidieron volver a abrirlos. La solución: contratar a una persona a tiempo completo como moderador y gestor de la comunidad. «Se puede mantener bonito el jardín aunque sea grande, si bien esas labores de jardinería no son ni baratas, ni sencillas, ni completamente automáticas.»
Paul Davis, físico: solía creer en la escuela platónica de una realidad física cierta detrás de las leyes de la física que observamos; ahora cree que esas leyes evolucionan a medida que lo hace el propio universo.
Eduard Punset, de Redes, cree que ahora ya hay una explicación razonable que enlaza los procesos moleculares, el pensamiento, la memoria y las percepciones para explicar por qué lo que se suele llamar «alma» está en el cerebro.
Chris Anderson, editor de Wired, ahora ya está totalmente convencido de que el planeta se ha metido de lleno en el «cambio climático» y que la forma de verlo es a través de los cálculos de emisiones de CO2.
Tim O’Reilly, de O’Reilly Media, no creía hace unos años que eso del «software social» fuera a funcionar, pero la explisión de este año de muchos servicios web particularmente sociales han cambiado su opinión.
Susan Blackmore, psicóloga, creía antiguamente en lo paranormal, pero ya no.
Esther Dyson, autora sobre tecnología, creía qua la intimidad online sería otra cosa, pero las ganas de la gente de compartir información personal en la web social le ha hecho cambiar un poco de idea.
Paul Saffo, experto en tecnología predictiva: creía que las personas siempre serían mejores que los ordenadores prediciendo cosas. Ahora cree que será más bien al revés.
Jordan Pollack, informático: creía que el email era una maravilla. Tras años de correo basura, ahora cree que es una pesadilla.
Richard Dawkins, biólogo. Ha cambiado de opinión sobre su propia teoría del hándicap en biología evolutiva.
Krai Krause, diseñador de software: solía creer que diseñar software era un arte; ahora cree que es la mitad es arte y la otra mitad la propia «representación» (ejecución).
2 comentarios:
Y Punset, ¿dónde creía antes que residia eso que llamamos alma?
Mi cambio: a comienzos de 2007 yo todavía pensaba que la Iglesia podía convivir con una sociedad laica. Ahora soy cada vez más partidario del apaleamiento de obispos y cardenales como alternativa al ocio electrónico, y más tras oir las últimas perlas episcopales, como las del obispo canario o las de ayer en Madrid.
Pensaba en hacer un cambio más y modificar mi alias, pero dado el contenido de mi primer comentario del año sospecho que me hubierais reconocido enseguida ¿verdad?
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