Mucho más que un simple acto de autodisciplina intelectual, la capacidad de prestar atención es una habilidad con profundas raices neurobiológicas. Y casi exclusivamente humana cuando la entendemos como el mecanismo que controla y regula los procesos cognitivos; desde el aprendizaje por condicionamiento hasta el razonamiento complejo.
En estos tiempos de multitasking y atención dispersa, cuando los nativos digitales parecen estar experimentando una auténtica mutación genética –provocada por el aluvión de pantallas, bits, emails, iPods, twitts, instant messengers, videojuegos, redes sociales, dispositivos móviles y sms–, la periodista estadounidense Maggie Jackson publica "Distraídos. La erosión de la atención y la próxima Edad Oscura", un original ensayo sobre la sobredosis de información, el exaflood y la nueva economía de la atención.
En Wired Science podemos leer una más que sugerente entrevista con la autora ("The telegraph might have done just as much to the psyche of Victorians as the Blackberry does to us", dice). Y aquí, otra un poco más antigua, pero en español.
(Foto: Sebastian Fritzon/Flickr)
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