viernes, 6 de noviembre de 2009

Cerebro de hombre, cerebro de mujer


Mark Gungor es una curiosa mezcla de humorista, psiquiatra, cura y consejero matrimonial. Imparte seminarios, da conferencias y sermones, habla por la radio, escribe libros y series de televisión... Su especialidad: las relaciones de pareja entre hombres y mujeres heterosexuales.

Hace un par de años cayó en mis manos este vídeo hilarante grabado en una de sus charletas-espectáculo.

La hermana de mi psiquiatra me lo hace llegar ahora, resumido y subtitulado en español, siempre en aras de la mayor armonía de nuestra mutua asociación sentimental.

Como creo fimemente que no puede hacer daño a terceros, procedo a su difusión pública:


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Verdades como templos.

Blanca dijo...

Muy bueno, XD

Conozco a un mossèn al que, como ejemplo de lo que no es amar de verdad, le gusta explicar este chiste sobre la manera de ser masculina y femenina:

Dicen que el día que inventaron el ordenador, se discutía qué nombre ponerle, si ordenador, en masculino, o computadora, en
femenino. Salieron dos comisiones, una de mujeres y otra de hombres. La primera comisión, de mujeres, acabó antes las deliberaciones
y concluyeron que se debía llamar ordenador. Dieron cuatro razones para que fuera de genero masculino:
la primera, porque si quieres que esté por tí hace falta ponerlo en marcha, hace falta enchufarlo; la segunda, porque tienen mucha memoria pero muy poca creatividad. Una tercera razón era que cuando te compras uno es para evitarte problemas, pero la inmensa mayoría de las veces, él mismo es el problema. Y, finalmente, la cuarta
razón era porque cuando definitivamente decides comprarte uno, con el tiempo te das cuenta de que si hubieras esperado un poco más, tendrías uno mejor.
La segunda comisión, de hombres, también se reunió, y determinaron que el aparato informático debía denominarse computadora, de género femenino. También aportaron cuatro razones: primera, su lenguaje interno es sólo accesible para su creador, pero incomprensible para el resto de los mortales; segunda,
cuando se ponen en red las computadoras, los protocolos de comunicación siguen incomprensibles para los usuarios.
La tercera razón radicaba en cuestiones de funcionamiento: cuando tienen un error, se almacena en la memoria
y sale en el momento más inoportuno. El último motivo aducido fue que cuando finalmente alguien se decide a comprar una computadora, se da cuenta que se debe gastar toda la mensualidad en periféricos (la webcam,
el escanner, el joystick,...).