jueves, 6 de mayo de 2010

Descubriendo Alquézar



A 45 kilómetros de la ciudad en que nací; a 21 de donde pasaba los veranos de mi infancia; a 57 del Juzgado donde me casaron por primera vez...

Resulta que Alquézar siempre estuvo ahí, pero ha tenido que transcurrir más de medio siglo para que yo lo descubriera
.

Mariano Altemir, ex alcalde y empresario hostelero, impulsó en los años 80 un proceso de rehabilitación modélico que ha transformado este pueblo medieval, entonces semiderruido y casi abandonado, en una de las maravillas del Prepirineo altoaragonés: gente de carácter, restaurantes para comer como en casa a precios muy razonables; turismo histórico y cultural; jóvenes deportistas extremos que descienden las aguas y cañones del Vero o escalan las quebradas y vías ferratas de Guara; una ruta del vino Somontano con cien bodegas para extraviarse un fin de semana de primavera...

Vamos, el sitio ideal para una epifanía catárquica.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Aragon cada vez esta mas majo, me gusta volver.