domingo, 28 de mayo de 2006

Escritoras y escritores (safari)


Hoy me siento reportero. Me acerco un rato al parque de El Retiro, Feria del Libro de Madrid, en busca de escritores-que-se-deben-a-su-público. Encuentro de todo: pesos pesados (Angel González y Manuel Fernández Alvarez); periodistas con laurel (Rosa Montero, Javier Reverte); novelistas que nunca he leído (Almudena Grandes, Antonio Gómez Rufo) y buenos novelistas; políticos letraheridos (Rosa Díez, Aleix Vidal-Quadras, Joaquín Leguina, Gustavo de Aristegui, Txiqui Benegas); inefables cronopios (Juan Adriansens, Ramiro Calle); bestsellers patrios (Antonio Gala, Julia Navarro, Juan Eslava Galán, José Carlos Somoza); telescritores chungos (Rosa Villacastín, Iker Jiménez, Nieves Herrero); ágrafos y polígrafos, dublineses de Granada, colombianas de Colombia (Angela Becerra), escritoras desconocidas (para mi), escritores barceloneses (Eduardo Punset, Jordi Serra i Fabra, Joan Manuel Gisbert), escritores galegos (Manuel Rivas, Suso de Toro; ¡hasta creo reconocer al hermano musicólogo de Vendell!).

A veces veo colas. Javier Sierra, increíble, es el que la tiene más larga.

Cuelgo aquí algunas piezas. Recién cazadas.

(gracias, Exilim!)

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Evidentemente no pudiste captar una imagen de Iker Jiménez, porque es bien sabido por los aficionados a la parapsicología que los ectoplasmas se resisten a ser "inmortalizados" en fotografías.

Anónimo dijo...

me agobian las ferias. Estamos rodeados. Con lo sencillo que es leer. Y sin hacer colas.
Y además, en todas las ciudades que yo conozco las ferias son en parques. Me refiero a Essspañaaaa.
Sólo haría cola por dos autores bueno tres. Javier Marías, Julian Barnes y Ian MacEwan. y ahora que lo pienso, ni por ellos. con sus libros me conformo.

Anónimo dijo...

Ay, como soy. Yo cuando ha dicho lo de Gibson, he pensado ¡wooooow!¡el papá del ciberespacio! pero al ver la foto he descubierto que no (será que el ciberpunk me toca más cerca que la Guerra Civil).

Su escritora desconocida es Laura Gallego. Ya se hartará de oir hablar de ella.

Manuel Rivas es una debilidad. Ains. Estudió en mi instituto, por cierto (aunque bastantes años antes que yo). A estas alturas ya debe conocerme. Soy la pirada que cada vez que se lo ha encontrado en la ciudad (que no son pocas) dice: oooohhh. Es que en persona soy bastante más parca en palabras, sí. :D

Aquí no hay Feria del Libro pero yo he bajado a dar una vuelta, me he comprado este, http://www.tiramillas.net/libros/resenas/resenas051123/atwood.html
y me he sentado en un café a leerlo (es altamente divertido) con una copa de Protos. Una tarde de lujo, vaya.

Lynx dijo...

Seguiré la pista de Laura Gallego, gracias, Nuala!
(por cierto, su link se corta tras ...resena051123/...; supongo que falta un apellido; EL apellido)

Anónimo dijo...

Buenos días. ¿Y quién ese ese misterioso "buen novelista", si puede saberse?

Lynx dijo...

Es Alberto Porlan.
Su última novela, "Donde el sol no llega", Alianza, ambientada en el Madrid de los años 40, me ha parecido excelente.

Lynx dijo...

ADDENDA:
Encuentro en la revista "La Clave" la lista de nuestros escritores vivos más PROLIFICOS (con más obras en el ISBN desde 1972). Algunos estaban ayer en la Feria:

Corín Tellado: 570 libros
"Silver Kane" (?): 250
Jordi Sierra i Fabra: 364
Antonio Gala: 227
César Vidal: 129
Juan Eslava Galán: 119

Anónimo dijo...

Ooops
Mi libro es "Penelope y las Doce Criadas" de Margaret Atwood. :)

Anónimo dijo...

Bueno, éste es el último cuento que he escrito... : ) ¿Pensáis que tengo futuro? ¡Un abrazo!




Stray

Las manitas pequeñas y regordetas de la noche llamaron con una insistencia preocupante a la puerta de la comisaría; por eso, al joven oficial que abrió la puerta, le extrañó encontrar tan sólo a una niña de no más de 7 años, con el pelo mojado y las horas de luz muertas royendo sus ropas.

-¿Qué deseas? – Preguntó el joven policía- Ya es muy tarde para que camines sola por las calles… ¿Te has perdido? ¿Quieres que te llevemos a tu casa?

-Busco a mi gato, señor – balbuceó la pequeña, mirando al suelo, y al instante, unas pocas gotas de lluvia, gruesas, espesas y malolientes cayeron sobre las baldosas de la entrada.

-¿Tu gato? – sonrió el oficial – Aquí no hay gatos… Sólo hombres malos… Bueno. Y alguna mujer…
-¡Sé que está aquí! – le interrumpió furiosa la pequeña - ¡He venido siguiendo su olor!

Entonces, le empujó fuertemente hasta casi hacerle caer al suelo. De repente estaba solo y la puerta a su lado se movía ligeramente de un lado a otro, como si no necesitara más fuerza que la de su propia confusión.

“¿Pero qué?” Se dijo mirándose las manos vacías. Más allá del dintel, las sombras parecían un pájaro nervioso que saltaba casi imperceptiblemente de las farolas a las ventanas iluminadas, de los faros de los coches a la oscuridad ebria de las azoteas, del frío a la falta de aliento repentina e inexplicable y al pecho, a uno de esos latidos más largos de lo habitual.

- ¿Quién era? - Preguntaron desde dentro – Vamos, ven. No sé que pasa en los calabozos. Suena como si se hubiese colado una rata o algo parecido. Me extraña que ninguno de esos se haya alborotado todavía.


Y el joven entonces agradeció poder concentrarse, al menos durante unos instantes, en el dolor, cada vez más intenso, de la carne rasgada, que sangraba en su muslo de arriba a bajo, junto a las hebras del pantalón de su uniforme.

Mientras, el sonido de las mismas gotas oscuras, espesas y malolientes delante de la celda, despertaron al muchacho de las manchas negras y marrones en la espalda.

Al ver el pequeño bulto negro que le observaba quieto al otro lado de las rejas, se levantó y se acercó hasta él, contoneándose como quien está acostumbrado a bailar noche tras noche con el destino.

Cuando estuvieron frente a frente, ambos sonrieron como viejos conocidos con más de una cuenta pendiente.

La luz verdosa en sus ojos, tras las rejas, le permitió al joven detenido observar como su pequeña visitante estaba aspirando fuertemente y sin ningún asco, su intenso olor a sudor, a pelea callejera y a pescado podrido.


Después, la niña extendió su manita rechoncha y comenzó a palpar lentamente las rodillas del pequeño animal, como si quisiera asegurarse de algo.

Y cuando éste se agachó dócilmente, emitiendo un murmullo de placidez, pudo tocar también sus hombros casi en carne viva, la nariz partida, los colmillos romos y los labios cortados; donde todavía quedaban restos de la sangre de su hermana mayor, de las cortinas rasgadas del salón y de las sobras de la cena…

Javier Sánchez Blasco

PD: Espero que os haya gustado. Gracias.

Anónimo dijo...

La novela del "desconocido", Alberto Porlan, es excelente. "Donde el sol no llega" es lo mejor que he leído en todo este año, sin duda superior al último Pérez-Reverte (que tampoco está mal). Es un thriller de juicios muy evocador de una época, cercano como el Madrid de los ministerios pero con el lejano glamour de una película noir americana de los años 40. Además tiene una concatenación de personajes y situaciones que le dan un ritmo adictivo. Y el lenguaje es delicioso.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con usted, Anatoli. Todo un descubrimiento

Anónimo dijo...

Lo de hermano de Vendell es sanguíneo o intelectual? no sé que me sorprende más

Lynx dijo...

Es sangriento e internacional, amigo Moebius

Anónimo dijo...

Según leo en 20 minutos, EL MUNDO, la RAZON y EL PAIS, lo de IKER JIMENEZ fue la mayor cola d ela feria, en las ultimas veinte ediciones. Se rebasaron las mil personas.

Alucinante