En respuesta, el premiado ha dirigido esta carta abierta a don Josep Pont i Sans, alcalde del pueblo. No tiene desperdicio. Tampoco, cómo lo cuenta el moderado, y centrado, La Vanguardia. O los convergentes de e-noticies.
Efectivamente, Boadella concluye así su misiva: "... sin hostilidad ni ironía, pero también con serenidad e íntima satisfacción: váyase concretamente a la mierda, usted, sus premios y la Catalunya que nos pretende imponer".
Pero antes, en 100 líneas, dice otras muchas cosas que, curiosamente, ninguna prensa catalana recoge (y eso que lo único que pedía el premiado era que su carta fuera leída entera en el acto oficial de la entrega).
(la foto, de Teresa Ricart)
9 comentarios:
ya está bien de escatología, hombre!
Algún comentarista "equidistante" ha escrito estos días (sí, en un periódico del Principado) que Boadella y Rufianes son dos provocadores a los que no hay que hacer caso.
¡Ojo! Hay una diferencia muy importante: Rubianes ofendió gratuitamente y sin motivo, y además en campo propio (TV3), jaleado por el presentador y por la audiencia entregada de aquel lamentable programa. Boadella, en cambio, se ha limitado a defenderse, contestando a una provocación previa y gratuita (la concesión, y la mera existencia, de ese 'premio' absurdo); y además, "con un par", con la afición local en contra.
¿Se imagina alguien un premio similar concedido en Madrid a alguien que se hubiese caracterizado "por su actuación contra la identidad española"?
¿A qué no?
Pues eso: "Tots som Boadella!"
pues yo no puedo abrir la dichosa carta...
LO SIENTO. ESTA ES LA FAMOSA CARTA:
"Señor Alcalde de Bellpuig,
Contesto a su carta en la que me comunica que se me otorga el premio “Boira” (Niebla) debido a mi posicionamiento político y a mi crítica del nacionalismo catalán. La forma y el contenido de la carta es el testimonio perfecto de la obscena impunidad política que asola este territorio y la confirmación visible de los motivos por los que el ayuntamiento de Bellpuig me lanza la infamia en forma de premio. Tal y como declaré, queda aún más patente que nacionalismo y democracia se muestran incompatibles.
Debido a la información que me había llegado del periódico Segre, deduje que los premios “Estel i Boira” (estrella y niebla) eran responsabilidad de las entidades privadas de Bellpuig. En éste sentido, tenía la disposición de contestar el menosprecio con un texto humorístico. Pero su carta me revela que el auténtico inductor y creador de tales salivazos al adversario es usted como alcalde de Bellpuig, expresidente de la Diputación de Lleida y diputado del Parlament de Catalunya. Por tanto, dejo de lado el humor porqué es una forma de expresión que en última instancia, demuestra una consideración sobre el grado mental y moral del otro.
Usted no merece esta consideración. Ostentando cargos de gobierno y de representación parlamentaria, utiliza el cobijo de unos premios para denigrar públicamente a cualquier disidente de sus manías. En este caso, un consistorio municipal promueve la degradación democrática, dedicándose a organizar un acto para desacreditar la libre opinión de un ciudadano. En vez de participar al fomento de la tolerancia y la pluralidad de criterios, como es su obligación por los cargos que tiene asignados, se sirve de ellos para incitar a la censura cívica de un artista del país.
Con su eclesiástico invento de “l’estel i la boira”, compruebo que utiliza el tiempo (y también mis impuestos) para dividir a los catalanes entre buenos y malos, o señalar enemigos externos. Usted se erige impúdicamente en juez moral de Catalunya, y a través de sus veredictos, induce el odio a instituciones o personas no afines al régimen. Sigue una tradición muy cultivada por los totalitarismos, entre ellos, el que sufrimos los españoles hace treinta años, un régimen nacionalista obsesionado también en este tipo de infecciones sociales. Hoy, afortunadamente, exceptuando su caso, no hallaríamos en España un nivel semejante de vileza institucionalizada y promovida por dirigentes públicos.
Resulta curioso que este tipo de vocacionales de la inquisición, siempre conviven con un trasfondo personal bastante menos escrupuloso que sus filantrópicas exhibiciones. Compruebo que usted tampoco es una excepción sobre la regla. No muestra la misma sensibilidad patriótica a la hora de cargar una cuantiosa deuda a sus conciudadanos españoles a través de la Seguridad Social. Deuda provocada por la empresa Aigües Rocafort de la cual era administrador y accionista. Ni tampoco le tiembla el pulso cuando deja de pagar a los empleados -que se ven obligados a reclamar por el juzgado social- o a la Caixa de Catalunya, la cual también tiene que proceder judicialmente para reclamarle 33.656.256 Pts.
No se inquiete, su comportamiento tampoco trasluce anomalía alguna en el clima actual de Catalunya, incluso es natural. Forma parte de la impostura patriótico-sentimental que en los últimos tiempos impera entre los gobernantes de este territorio.
Sin embargo, ¿quién le ha dado a usted las atribuciones para infamar en público a un ciudadano que cumple escrupulosamente con sus deberes? Desde hace 45 años, dirijo una empresa de 25 trabajadores dedicados al arte. Nunca he dejado de pagar puntualmente a la hacienda pública ni a ningún colaborador. Esta es la principal contribución que en cualquier país puede hacer un ciudadano, sea catalán o sueco. Las otras contribuciones, las del libre pensamiento o las creencias, sólo son materias de escarnio, censura, y persecución institucional en las dictaduras. En este sentido, la única “boira” incívica que constato, es la que pone usted por delante, a fin de disimular su falta de decencia... eso sí, ¡Catalana!
Por tanto, como despedida, quiero decirle sin hostilidad ni ironía, pero con serenidad y también con una íntima satisfacción: váyase concretamente a la mierda, usted, sus premios y la Catalunya que nos pretende imponer".
Albert Boadella
Ni yo, y lo curioso es que no la encuentro por ningún lado
Maravillosa carta.
Y desde luego sin nada de niebla.
Es pura transparencia sobre los usos de la mayoría de los políticos catalanes, que tratan de envolver en "boira" (ellos sí) a la ciudadanía local y por desgracia con bastante éxito.
Yo sólo quiero decir esto: que la camisilla roja de Pepiño Blanco, ayer en el congreso sociata, me ha parecido la mayor agesión a la convivencia democrática desde el 11-M.
Nunca hubiera imaginado que los catalanes/as pudieran ser "anestesiados" tan fácilmente por el nacionalismo catalán, incluso hasta el punto de digerir sin problemas premios institucionales al mejor y al peor patriota del año, como es el caso de Bellpuig. Opino que el nacionalismo no es ni nunca ha sido un objetivo hacia la consecución de algo tangible, sino un argumento para mantenerse en el poder y, lo que es peor, para poner a prueba constantemente el grado de criterio y de rebeldía de los ciudadanos. Está claro que ni criterio ni rebeldía, así que los nacionalistas ya saben lo sencillo que es doblegar voluntades y distraer las mentes de los problemas reales de Catalunya, que los hay y son muchos. Veremos en cinco años los frutos del Estatut. Los catalanes no verán ni un duro, como siempre. Pero serán menos libres, estarán aún más vigilados en sus hábitos linguïsticos, pagarán peajes en las autopistas porque seguirá sin haber autovías gratuitas, continuarán sufriendo la "gota fría" de los otoños porque seguirán sin cubrirse las rieras, habrá nuevos "Carmels", etc, etc, etc. ¡Pobres catalanes! Encerrados en una habitación con un sólo juguete...
Boadella som tots!
os juro que estáis absolutamente obsesionados con los nacionalismos/antinacionalismos!
Os pone muchísimo, no?
De verdad que no veo para nada esa opresión en Catalunya...en fin, me lo haré mirar...
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