jueves, 14 de septiembre de 2006

Caquita

Dicen que McLuhan dijo esto: "El arte es aquello de lo que uno puede quedar impune".
Cuando en realidad fue esto lo que escribió, exactamente :
"The serious artist is the only person who is able to face, unpunished, the technology, because he is a specialist on perceptive changes".

Que, aunque no se sepa muy bien lo que quiere decir, no es lo mismo. Ni siquiera parecido.

(La escultura, de Daniel Edwards)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

le veo espeso, lince (tranquilo, todos tenemos malos días)

Anónimo dijo...

Salvo honrosas excepciones el artista, hoy en día, se ha convertido en un vulgar vendemotos, que dedica un mínimo esfuerzo a "crear" (si es que un zurullo chapado en bronce o un tiburón en un tanque de silicona se pueden considerar "creaciones") y un máximo esfuerzo a hablar de su obra y lograr que se hable de ella. Y por supuesto, si puede, a conseguir una subvención para que entre todos le mantengamos.

Recuerdo hace unos años en ARCO que uno de esos holgazanes (no se me ocurre mejor término para ese tipo de individuo) protestaba porque su obra (madelmanes metidos en botes de alcohol) no era aceptada por el público que se negaba a invertir en su "arte" y exigía que el gobierno apoyase con más claridad las propuestas "innovadoras" para que el arte no se fosilizase en las galerías. En ello era apoyado con enérgicos comentarios por otro "genio" que intentaba que alguien se interesase en su propuesta de pasos de cebra enrollables y portátiles para "humanizar la ciudad".

Por suerte ahora esos "creadores" tienen otras salidas para dar a conocer su creatividad, como presentarse al casting de GH o intentar meterse en "Salsa Rosa" y poder aspirar a vivir del cuento todo el tiempo posible.

Aunque quien sabe si no tendrán razón. Si el parásito holgazán Adolf Hitler hubiera sido admitido en la Academia de arte de Viena hubiera sido toda su vida un vago feliz, y no un resentido genocida. Tal vez en medio de toda esa morralla de charlatanes haya un futuro Bin Laden, así que tal vez el gobierno debiera ser más generoso con los tuercebotas del arte.

Y que no me cuenten por millonésima vez eso de que "pues Picasso hizo esto y aquello y se le considera un genio" porque el malagueño jamás dejó de esforzarse, trabajar y experimentar hasta el día de su muerte, encarnando mejor que nadie el viejo mensaje de Goya ("aún aprendo"), y aunque quemáramos las cuatro quintas artes de su obra la parte restante seguiría teniendo más valor artístico que toda la morralla que se ha producido en las "vanguardias" en los últimos treinta años.

Anónimo dijo...

A mí, la "boutade" del tal Edwards con la caquita de Suri ya no me escandaliza. Ni siquiera el hecho de que se haya convertido en noticia y haya dado la vuelta al mundo, virtualmente hablando. Como el arte ya está muerto y fueron los dadaístas quienes pusieron el brillante broche final, la chorrada de Edwards -y las muchas que encontramos en Arco o en la Tate– no hace más que rearfimar que, como en el Arte, con mayúsuculas, ya está todo inventado, se ha abierto la veda a los charlatanes y caraduras. Desde luego, hay cosas interesantes en pintura y escultura, pero ya sin esceuela, cada uno por libre y a su bola. Arte: RIP.

Anónimo dijo...

¿Quién dice que dicen que McLuhan dijo lo que Lynx ha dicho que no dijo?

Anónimo dijo...

No conocía este ingenioso escultor, al que recomiendo que se pase por la sala de un museo donde se exhiben maravillosos coprolitos esculpidos por los esfínteres de dinosaurios y otras criaturas antediluvianas, para que se inspire (no aspire, porque eso ya debe hacerlo con algún tipo de sustancia ilegal). Y, sin remontarse en el tiempo, tengo un perro que supera a este tipo en creatividad (por cierto, si alguien quiere alguna de sus esculturas, estoy abierto a ofertas).
Aun así, para promocionar el arte de este genio escatológico propongo que con una de sus cacas se cree un premio nacional para nuestros políticos. Los candidatos son muchos y variados.

Anónimo dijo...

Japa, sigo sin estar de acuerdo contigo. ARCO Es una feria donde hay una enorme cantidad de obras, algunas pésimas y otras de una gran calidad. ¿Las esculturas de Bouregois o los móviles de Calder son una mierda? ¿Habría que hacber llevado a Salsa Rosa a Louise Bourgeois? No, hombre, no, que el arte es como cualquier otra disciplina. ¿No hay películas malas?¿No hay libros pésimos? ¿Y por eso deberíamos cerrar las salas de cine? Si no damos opción a que los artistas expongan no les podremos valorar, digo yo... ¿Todo lo expuesto en la Tate o en el MOMA está firmado por vendemotos? Creo que el arte sigue aportando creatividad, innovación y, porqué no, momentos divertidos. Echa un vistazo a la expo Surprise Surprise de la Tate.

Anónimo dijo...

Afortunadamente, fullofgrace, todavía existe la libertad de estar en desacuerdo, aunque como sigamos por el camino de la corrección política pued que un día eso también desaparezca (porque la decisión de una distribuidora británica de censurar las escenas de "Tom y Jerry" en las que salga algún personaje fumando hacen que el mundo de "Farenheit 451" me parezca siniestro y cercano)
Aparte de que he hablado de "honrosas excepciones" (no incluyo a Calder ya que su trabajo no me gusta, pero al menos trabaja y no mendiga subvenciones; el que a ti le guste y a mí no es sólo eso: cuestión de gustos) mi queja no va dirigida contra aquellos que se esfuerzan por buscar nuevos caminos o perfeccionar los existentes, sino contra la horda de listillos que las facultades de bellas artes (esos los que se molestan en ir a la escuela) escupen año tras año, después de darles un título que, en general, sólo certifica que su poseedor acudió a las clases y a los exámenes. Los verdaderos artistas son gente que ha trabajado sin parar, que ha sabido sudar cada uno de sus pasos y que realmente sienten que tienen algo que decir, no graciosillos con labia.
Desgraciadamente nuestros medios informativos no parecen ser capaces de salirse del formato "minuto de gloria" y en cualquier reportaje sobre arte recibirán igual tratamiento los que ponen un papagallo encima de una quesera y explican que es un grito contra la soledad, que aquellos que sí tienen una propuesta interesante para el público.