viernes, 22 de septiembre de 2006

XBox junkie

"Hola, buenas noches, me llamo Lynx y soy un adicto a la XBox 360".

Así podría empezar este post; pero tampoco hay que exagerar, no?
Simplemente, la verdad: me han prestado el bicho y lo he enchufado. Controlando. Y he comenzado con Call of Duty 2... Ay, en mala hora!

Ya he sido Vassili Ivanovich Koslov, fusilero en Moscú y Stalingrado durante los inviernos del 41 y el 42; el sargento John Davis, de la 7ª División Acorazada, en El Alamein; y el cabo Bill Taylor, en las playas de Normandía.
Ahora es 7 de junio de 1944, creo, y estamos atascados en el pueblecito de Pointe du Hoc. Los alemanes han cercado a nuestra compañía hace un buen rato, tenemos muchas bajas y nos estamos quedando sin munición. Se ha hecho de noche sin darnos cuenta.
No podemos comer ni dormir, las manos me tiemblan, tampoco sabemos qué está pasando en el resto del mundo...

¡Mamá, sácame de aquí!

7 comentarios:

Vince dijo...

Por el resto del mundo, algunos que no nos complicamos tanto la vida estamos enganchados a la Nintendo DS con Mario Kart... y a los blogs, claro.
No se preocupe, hombre, que al final siempre llega Errol Flynn.

Anónimo dijo...

Ya verá, ya verá cuando llegue a la Linea Sigfrido; seis días llevo yo tratando de sortear a los nuevos Tiger, ya no se qué hacer, joder!

Anónimo dijo...

En serio, parece que sólo unos cuantos trabajamos y el resto se puede permitir una adicción. Porque lo mío no es adicción al trabajo.
En fin, espero que lo suyo no sea grave. Y a disfrutar!

Anónimo dijo...

hola, soy hitler

Anónimo dijo...

y yo stalin

Anónimo dijo...

Yo sólo he instalado una vez un juego en mi primer ordenador, allá por 1996: era algo que podría describirse como un tetris dinamitero (usabas bombas para despejar algunas áreas). Un día, antes de empezar con un trabajo, me dije "¡Voy a jugar cinco minutitos para relajarme!". Dos horas después seguía jugando y sólo el dolor de mi hombro izquierdo paralizado me devolvió a la realidad. Esa misma noche tiré el tetris a la papelera y me juré no volver a instalar nada más en mi equipo (hasta ahora lo he cumplido) y modifiqué mi posición de trabajo para que el brazo izquierdo tuviera siempre un apoyo y no cargara su peso sobre el hombro.

La WWII es uno de mis temas de lectura favoritos, así que huyo de los juegos relacionados con ella como de la peste, porque me da que si me enganchara con uno ya nunca volvería a ver la luz del día. ¡Corra, lynx, corra como el viento!

(Cabo, si el juego fuera realista de verdad los tigreII estarían averiados más o menos a la hora de empezar a moverse, así que hágalos moverse)

(Querido A. Hitler, aprovecho su presencia para hacerle una pregunta que me carcome desde hace años: ¿La carencia de un testículo le producía problemas de equilibrio a la hora de sacudírsela? suyo afectísimo, japa)

Lynx dijo...

Le comprendo japa; y aplaudo su decisión, no valiente, cierto, pero sí sabia y prudente.

Como a usted, también me interesaba mucho la WWII, pero me temo que los creadores de este juego son unos verdaderos frikis del tema: los uniformes, las armas, los vehículos, las operaciones militares... están perfectamente diseñados, hasta en sus más mínimos e increíbles detalles (capacidad de un cargador de Thompson, posibilidad de encasquillamiento de una MG42, visibilidad interior en un carro Sherman, vibración de la mira telescópica del Lee Enfiel P 14, onda expansiva de una Stielhandgrenate 24...).

No podía creerlo... y probé. Y ahora me veo en este lamentable estado. Tratando de salvar a la civilización de terror nazi, ya no veo a mi mujer, ni reconozco a mis hijos, casi no duermo, apenas como, no contesto al teléfono.

Pero, espere, acabamos de llegar a Hürtgen con la 82 Aerotransportada... esto no pinta nada bien, tengo que dejarle!