domingo, 25 de febrero de 2007

Realidad poliédrica

"España debe ser el único país del mundo donde para enterarse de lo que pasa hay que leer, por lo menos, cuatro periódicos distintos", decían el otro día en Berlín los cuatro ponentes, periodistas, de una conferencia organizada por el Instituto Cervantes.
Cuando se trata del País Vasco, o de Cataluña, esa overdose mediática ha de multiplicarse por dos. Por lo menos.

Un ejemplo: la manifestación de ayer en Bilbao a favor de los presos de ETA. Si te interesa el asunto, tendrás que sacar la media logarítmica exponencial entre la épica de Gara, el desinterés de la prensa madrileña y los diarios
locales. Y aún así sólo lograrás hacerte una idea (aproximada) de los hechos.

En casos así, yo sólo me fío de la crónica directa, periodismo ciudadano lo llaman
(copio y pego el email de V. recibido esta mañana):

"Éranse una madre y su hija de 9 años que decidieron ir al super una apacible y primaveral tarde de sábado en la ciudad de Bilbao, con carrito de la compra incluido... Se nota que hay manifestación "del entorno" porque el metro arroja, literalmente, bocanadas de gentes cortadas todas por el mismo patrón indumentario; y porque zumban encima los helicopteros de la policía. Hasta ahí, todo normal, estamos acostumbradas... La cosa se pone fea cuando, al enfilar la calle de la tienda, nos topamos con los antidisturbios de la ertzaina en traje de máxima faena, armas y escudos en posición de combate y, claro, no es cuestión de cruzar las lineas del frente, pues tal parece el tramo entre los "manifestantes" y las fuerzas del orden, con la niña de una mano y el carrito en la otra... Damos la vuelta y seguimos nuestra ruta por la calle de atrás, como hace otra mucha gente que no está en esta guerra... Llegamos, hacemos nuestra compra, salimos y buscamos otra ruta alternativa para evitar a los borrokas... Cuando estamos a sólo una manzana de casa, en Indautxu, me doy cuenta de que pasa algo raro... De pronto los jóvenes patriotas han empezado la lucha y, sin saber cómo, mi niña, el carrito y yo estamos en medio del humo y el fuego, las pelotas de goma, los molotov y las piedras como ladrillos... Intentamos refugiarnos en algún bar, pero desisto al comprobar que todos están abarrotados de valientes luchadores vascos que han tenido la misma idea que yo, y no es cuestión de recibir leña sin comerlo ni beberlo... así que seguimos avanzando hasta llegar frente a nuestra casa, mientras mi marido y mi otra hija nos contemplan pasmados desde el balcón... Cruzamos corriendo entre sirenas, carreras, golpes y gritos, y por fin alcanzamos el portal, con carrito incluido. Al llegar arriba, la niña corre en silencio hasta la habitación más alejada de la calle; se coloca unos tapones en los oídos, coge un libro y se pone a leer, sin decir una palabra. Salgo al balcón, la calle parece un campo de batalla, todo está hecho una mierda... Una hora después, hacia las 7.30, aquí no ha pasado nada: todo ha sido respuesto, reparado, limpiado y ordenado; y la alegre muchachada ya está de txiquitos en el Casco Viejo..."

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues qué pasa, pues? Del relato se desprende que en Bilbao tenemos el metro más grande del mundo, pues.

"Intentamos refugiarnos en algún bar... y no es cuestión de recibir leña sin comerlo ni beberlo..."

Genial...

Anónimo dijo...

Pero diría yo que lo de España no es tan malo. En este país hace mucho que creo que nos dimos cuenta de que la información objetiva es algo de lo que sólo se habla en alguna universidad. ningún medio se ruboriza por mostrar sus tendencias. La mayoría de los españoles saben perfectamente qué versión de la historia cuenta cada periódico. Me gustaría preguntar a muchos europeos (por no hablar de norteamericanos) si saben la tendencia política de los medios de su país. sinceramente, prefiero saber de entrada las intenciones del transmisor...

Anónimo dijo...

Aibalaostia, pues no se yo de qué se extrañan estas de Indautxu y tal, y eso que el sábado estuvimos tranquis, osea, joder!