Los buenos quiosqueros de barrio son como el boticario de antaño: a la vez que venden, recomiendan, indican, alertan, orientan, aconsejan, instruyen, avisan.
Y tienen de casi todo... además de los habituales periódicos y revistas con sus correspondientes tazas, platos, cubiertos, sandalias de playa y DVDs de promoción.
Ahora también postean y bloguean. Pies para quiosquero recoge desde hace un par de años las "vivencias de un quiosquero de Barcelona sin tiempo para sentarse" y su relación –no siempre fácil– con los lectores, editores, distribuidores, guardias y paseantes en general. A través de su bitácora, y de sus enlaces a otros colegas, descubrimos una insólita aproximación al mundo de los medios impresos. Su afán comunicativo ya empieza a contagiarse por Valladolid y Orense.
Habrá que incluirlos en el abarrotado panel de expertos mediáticos que últimamente tratan de responder a La Gran Pregunta: "¿Por qué cada día se leen menos periódicos y revistas?"
(vía The New Blog Times)
2 comentarios:
pues mi quiosquero es un cascarrabias amargao que no me permite ni mirar por encima las primeras páginas de los periódicos
Piensa que en vez de amargao puede ser estar quemao, hay gente muy educada de la que viene a echar un ojo, y hay verdaderos tocapelotas estar de cara al publico quema mucho pero el deber obliga a callar y aguantar, te pido perdón en nombre de ese quiosquero por si lo que le pasó fue solo pasajero.
Un saludo.
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