Tras su memorable exposición de hace dos años en la Fundación Juan March, Otto Dix, uno de los artistas degenerados por excelencia del Tercer Reich, vuelve a Madrid.
Pintor de la Guerra del 14 y de la República de Weimar; expresionista, futurista, radical y dadaísta en su juventud; catedrático de Arte en Dresde antes de la llegada de Hitler al poder; perseguido, difamado y maltratado por los nacionalsocialistas hasta 1945, su vastísimo conocimiento de los maestros antiguos germánicos le condujo, tras la Segunda Guerra Mundial, a profundizar en sus técnicas y recrear su estilo a través de un retratismo realista de corte neorenacentista.
A partir mañana y hasta el 18 de mayo, en el Museo Thyssen-Bornemisza, se podrá contemplar una muy sugestiva exposición monográfica en torno a su obra Hugo Erfurth con perro (1926). Precisamente ese retrato de su amigo, un famoso fotógrafo de la bohemía artística alemana del periodo de entreguerras, sirvió de pretexto y estímulo para animar uno de los debates artísticos fundamentales de principios del siglo XX: las equiparaciones y diferencias expresivas entre pintura y fotografía.
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2 comentarios:
Sugerente y muy inquietante Otto Dix. Me encanta que hayas elegido su autorretrato para ilustrar la entrada. "Mirada furiosa y pincel afilado" dijeron de él en su momento (periodo de entreguerras, años veintitantos, Berlín...)
Un pintor que se autorretrata y parece que pinta a quien le mira. ¿Qué hace con esa mano izquierda con los dedos cruzados?
¿La foto es tuya? La sombra de la chica añade nuevas historias y posibles interpretaciones. Me encanta este cuadro. ¿Lo he dicho ya?
Bueno, yo no me pierdo la expo. Gracias por la pista.
La foto es de EFE, colega; imperdonable no haberla firmado
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