domingo, 6 de agosto de 2006

"Cuéntame Johann Sebastian, te escucho"

Estaba yo escuchando el Concierto de Violín en Mi Mayor cuando me topé con esto:

"Según el psicoanálisis lacaniano, las múltiples versiones de un mito –y de nuestros mitos modernos, las ideologías– conforman una partitura musical, que aprendimos a escuchar en la infancia. O el psicoanálisis actual se pregunta por el lugar de la música en lo que llama estructura del lenguaje, o quedará una zona oscura: aquella que creyendo hablar del lenguaje, habla, sin saberlo, de la música. Analista es aquel que presta su voz al texto mudo del síntoma; y que es capaz de escuchar las variaciones de un tema inconsciente, por los surcos de la memoria, grabada en la música del lenguaje, en esa función musical del lenguaje llamada el sinsentido del significante. Esta letra muda es compleja, y como lo hace el poema, se vincula a la música. La música es el archivo más íntimo de nuestra vida. Pero esta intimidad está taponada, como los oídos de los compañeros de Ulises, por un verdadero concierto ideológico. “El discurso analítico es el contrapunto del discurso del amo”, decía Lacan..."

Guau. Me había olvidado del psicoanálisis.

El caso es que me intriga mucho la relación inconsciente, casi física, de la música con nuestros estados de ánimo (locus animi). ¿Por qué una canción nos pone la carne de gallina? ¿Por qué una cantata nos euforiza? ¿Por qué esa sinfonía nos deprime? ¿Por qué unos versos nos hacen llorar? Lo imaginario, lo simbólico, lo real... Sabido es que Sigmundo el vienés no era un apasionado melómano. ¿Se puede escuchar con la razón?. Es un poco ladrillo, pero este libro no está nada mal. Penetra en territorios interesantes. Y puede aplicarse a nuestro amor por Bach o Neil Young; incluso por Marianne Faithfull, La Mujer Fatal Madre Amiga Hermana.



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Y no es también que a veces BUSCAMOS la música según nuestro estado de ánimo? Como que quisiéramos que nos ayudara a ratificar cómo nos sentimos? ¿Y no será que tenemos archivados aquellos primeros sonidos, aquellas primeras canciones?¿ Algo así como los olores?

Anónimo dijo...

Dios mío, qué pereza me da ese libro y los indigestos lacanianos en medio de este "ferragosto". Qué miedo.
Decididamente prefiero escuchar a Bach, a Mozart, durante horas y horas y horas... Y a Debussy y a R. Strauss..
Y sí,también algún rato a Marianne Faithfull, por supuesto
Cuánto menos sería la vida sin la música.

Anónimo dijo...

y a los que nos gusta marilyn manson... quién nos trata?

Anónimo dijo...

peor es lo de mi novia, Xungo, que sólo se "pone" con Maritrini...

Anónimo dijo...

Asumo que la fotografía está tomada en su domicilio, señor Lynx. ¿Le importaría decirme de dónde ha sacado el muñequito de Freud? Yo sólo lo vi en una tienda de Amsterdam, y no pude comprarlo porque estaba cerrada, pero tenían otros aún más destroyer, como el de Jesucristo...

Lynx dijo...

En "Forbidden Planet", amigo Tamacheca. Me lo traje sin atrezzo, un raído diwan con sobremanta de cuadros (la banqueta verde de Bach, a la izquierda, sobre "Las Correciones" de Jonatahn Franzen, venía con el viejo peluca).
Además vi, efectivamente a Jesús, a Napoleón y a Leonardo...