Seguro que no has dejado de leer las informaciones sobre Rosa Regás y supongo que habrás pinchado su biomegalografía. Me hechiza esa falta de pudor en la exhaustiva, inflada y puesta al día exposición de todos sus méritos. Desde sus libros, premios y nombramientos, hasta la compilación detallada de todos sus artículos en los periódicos, de temática miscelánea, entre los cuales no he podido encontrar ninguno glosando la humildad.
Quedo, sobre todo, estupefacta ante la proyección obsesivo-simbólica de La Regás a través de su efigie singular en 136 retratos, en los que Ella es el símbolo. Autentica galería de "Rosa Divine" que no necesita de más acompañamiento que la iluminación cenital de la gloria; en las fotografías el transcurso de su vida no está conducido por lo que sucede a su alrededor sino por la modificación de su propia imagen en una abstracción carente de objetos, personas o lugares. Iconografía en la que hubiera quedado más tierna, por ejemplo, una Rosita republicana leyendo Patufet; o una Roselina de uniforme, con un diccionario de griego, aplicada y prototraductora; o una Rosa Vermella recitando a Gil de Biedma en el Pub Tuset; o una àvia Rosa leyéndoles educación-para-la-ciudadanía a los nietos en su masía de "pijosrojos" del Empordà.
Podría haber aprendido algo de su amiga Colita que, al menos, monta álbumes particulares con fotografías ambientadas; pero la megalomanía máxima tiene eso, que siempre se nota.
Besos, G.
Pinchar aquí para leer la carta de despedida a "todas vosotras y todos vosotros">>
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5 comentarios:
Su DESTITUCIÓN es una operación de marketing para el Gobierno, según el viejo truco del bombero pirómano: montar un incendio espectacular y granjearse, al apagarlo, la gratitud de los afectados.
Pensariamos lo mismo si fuera hombre y azul
La verdad es que no acabo de comprender que el supuesto incompetente se autodenuncie. Si mi jefe me despide por inepto, pero en la carta me pone que es por razones de organización, por ejemplo, e incluso me da una carta de recomendación, no salgo corriendo presumiendo de que la verdadera causa es mi incompetencia.
Me parece impresentable que la Regás jutifique su cese apelando a su condición femenina. Es una inepta y no hay que darle más vueltas. Con declaraciones como las de Regás –algunas de vergüenza ajena–, las mujeres y sus conquistas sociales ya no necesitan más enemigos.
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