"Se diría que la trayectoria de esta escritora es una progresiva indagación, reflexión y documentación del complejo universo de la pareja inmerso en sus circunstancias particulares..."
"Territorio de pareja". Otra reseña de la nueva novela de Pilar Nasarre –Los hijos de la Luna– en Culturas, el suplemento cultural de los miércoles de La Vanguardia (no disponible on line).
Está firmada por Eva Muñoz y puede leerse cómodamente pinchando arriba, en el recorte escaneado de la página.
El retrato de la autora es obra de la fotógrafa barcelonesa Teresa Ricart.
"Hace años que Pilar Nasarre viene aplicando su fino bisturí literario a la pareja..."
Un inteligente artículo sobre Los Hijos de la Luna: "Crónica de un amor adulto". Publicado por Jacobo de Arce, Jefe de Cultura, en el recién salido número de junio de la revista Marie Claire.
Pinchando en la imagen puede leerse con facilidad.
"El amor no es lo mismo que el desamor o la incomprensión, pero a veces se le parece. En ocasiones, la línea en un matrimonio es tan frágil que cualquier mínimo paso en cualquier dirección parece imposible de dar, camino de la condena más absoluta..."
Una reseña de la última novela de Pilar Nasarre, Los Hijos de la Luna.
Regresa una vez más a la novela Pilar Nasarre (Huesca, 1956) desde que hace más de veinte años publicara su primer libro 'Al otro lado' (1990). 'Los hijos de la luna' es su sexta novela. Pilar Nasarre cuenta con un público paciente y fiel que acude a cada una de las citas, aunque pasen cinco o siete años entre un título y otro. Que la espera merece la pena es evidente. "La palabra es como una forma de supervivencia" decía la autora en una entrevista. Y cabe pensar, en efecto, que la escritura es para ella un combate sin cuartel entre la fe y el escepticismo, una trinchera de palabras remansadas contra el vuelo de los días o el apagamiento de las pasiones. Un intento de regreso, en definitiva, a ella misma.
Profesora de historia, estudiosa de la filosofía, Pilar Nasarre parece escribir de modo decidido contra la nada y el olvido, contra esa injusticia metafísica que resulta ser el desvanecimiento de los sueños. Suele acudir a personajes que por su condición de artistas o intelectuales pueden aportar una mirada particularmente reflexiva a lo de cada día.
En 'Los hijos de la luna', se trata de una pareja que roza la cincuentena, Elena galerista y escenógrafa, y Jesús, científico volcado en el estudio del código genético y altamente preocupado por el uso poco escrupuloso o interesado de los nuevos descubrimientos. En tercera persona, la autora alterna los momentos de introspección cuidadosa en una y en otro, de modo que las habilidades emocionales de ella, pero también su fragilidad o sus inseguridades contrastan con la determinación racional que trata de imprimir él a todos sus actos, ya sea la recuperación de la historia de su abuelo, fusilado en la guerra, como una garantía de autenticidad, la idea del cumplimiento del deber como sentido máximo de la vida o su manifiesta torpeza para avivar el fuego del amor.
Los fantasmas de ambos, las más íntimas obsesiones, los inconfesados fracasos, se traslucen de manera poderosa en su propia relación, que acusa el desgaste de los años, pero también en la convivencia con los hijos a quienes difícilmente pueden evitarles sus personales dosis de desengaño. El propio escenario, la Barcelona actual, contagia también a los personajes sus retos y vicisitudes. Así, una historia que en buena parte de la novela parecía menor, la de una familia de emigrantes cubanos que trata de instalarse en la ciudad, se transforma en última instancia en el empeño que redime, siquiera por un tiempo, a los protagonistas, ya un tanto desalentados en el consabido paisaje de su vida. Ahí encuentran la fe que necesitaban, un renovado afán de vivir.
Al convertir en propios los anhelos y desdichas de la familia cubana, vuelven a reconocerse en quienes habían sido. Y algo semejante puede sucederle sin duda al lector atento.
JOSÉ DOMINGO DUEÑAS (Artes & Letras, nº 336. Suplemento cultural de Heraldo de Aragón, 21 de abril de 2011)
Benditos los ignotos, los que no tienen página en internet, perfil que los retrate en facebook, ni artículo que hable de ellos en wikipedia. Los que no tienen blog. Ni siquiera correo electrónico, todo les llega si les llega, con un ritmo más lento. Tienen pocos amigos. No exponen sus instantes. No desgastan las cosas ni el lenguaje. Network para ellos es malla que detiene la plata de los peces. Benditos los que viven como cuando nacieron y pasan las mañanas oyendo el olmo que creció junto al río sin que nadie lo plantara. Benditos los ignotos los que tienen todavía intimidad.
Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas.
Han tomado la extraña resolución de ser razonables.
Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades.
Fueron soldados de la Confederación y después mercenarios, porque eran pobres y tenían el hábito de la guerra y no ignoraban que todas las empresas del hombre son igualmente vanas.
Fueron Winkelried, que se clava en el pecho las lanzas enemigas para que sus camaradas avancen.
Son un cirujano, un pastor o un procurador, pero también son Paracelso y Amiel y Jung y Paul Klee.
En el centro de Europa, en las tierras altas de Europa, crece una torre de razón y de firme fe.
Los cantones ahora son veintidós. El de Ginebra, el último, es una de mis patrias.
Mañana serán todo el planeta.
Acaso lo que digo no es verdadero; ojalá sea profético.
"Preguntarnos cómo podemos ser libres si nuestras acciones e intenciones están grababas en nuestras neuronas equivale a incurrir en un error clásico de categoría. Cuando Francis Crick intentó impresionar a sus lectores diciendo que no eran más que "un montón de neuronas", demostró no haberlo entendido. "Somos" un montón de neuronas... y de otras células. También somos, en parte gracias a que poseemos esas neuronas, seres humanos con capacidad de obrar. Somos organismos biosociales y poseemos una mente conformada por la interacción, a lo largo de la evolución, del desarrollo y de la historia, entre nuestro cuerpo y nuestro cerebro –aquel "montón de neuronas"– y los mundos sociales y naturales que nos rodean; y precisamente por esto poseemos, como seres humanos, la capacidad de crear y recrear nuestros mundos.
Los conocimientos neurocientíficos pueden enriquecer nuestras nociones éticas, pero no las pueden reemplazar, y será mediante nuestra capacidad de obrar expresada en el ámbito de lo social como seremos capaces, si es que llegamos a serlo, de afrontar los aspectos éticos, legales y sociales de las neurotecnologías emergentes".
"De todo el asunto de Wikileaks, que espero sea por lo menos rentable para sus promocionadores, lo único realmente importante es que remacha la evidente imposibilidad de esconder nada en el mundo actual: hagas lo que hagas siempre habrá una cámara filmándote, escribas lo que escribas (a quien escribas y dónde escribas) siempre terminará por salir a la luz pública. Como los documentos sustraídos pertenecen a la diplomacia americana, nos confirman que los americanos cuidan sus intereses, estudian mejor o peor la realidad de acuerdo con ellos y procuran obtener ventajas de los demás países: supongo que algo semejante habría salido a la luz si los papeles hubieran sido de diplomáticos franceses, rusos… o españoles. Si no, más vale despedirlos.
En cuanto a la relevancia de tales soplos, pues la misma que garantías tenemos de su autenticidad: nula. Por ejemplo, este gran titular: “EEUU desconfía de la capacidad de Zapatero para gestionar la crisis”. O sea, como usted, como yo, como casi todos los españoles. La noticia hubiera sido que el Departamento del Tesoro americano considerase a Zapatero un genio de las finanzas, capaz de sacar a su país y de paso a media Europa del abismo. Ese si que sería un documento estremecedor, una amenaza para el mundo libre. Afortunadamente, piensan lo mismo que nosotros. Y en el resto de los temas, piensan lo que cualquier ser dotado de razón podría suponer que pensaban, aunque a veces disimulan. Como cada cual hace en su vida. ¡Bah!
De modo que Wikileaks es tan revelador en el terreno político como el agujero de la cerradura respecto a la higiene íntima de las personas. En cambio nos ha permitido conocer que gente aparentemente razonable es partidaria de lo que llaman “transparencia”, es decir el derecho de todos a saberlo todo: que no haya secretos y reservas que puedan contrariar la curiosidad de alguien…caiga quien caiga y perdamos en el camino lo que perdamos. ¡Asombroso! Ateniéndome a mi experiencia personal: he estado en muchos tribunales universitarios de cátedras o tesis que, al ir a deliberar, invitaban a salir de la sala al público asistente, sin saber que atentábamos contra doña transparencia; he asistido a muchas reuniones editoriales en un gran diario, dando por supuesto la confidencialidad de lo hablado y sin saber que pecaba de antitransparente; por razones de seguridad llevo escolta policial y confío en que no revele mis itinerarios por internet, aunque me temo que habría interesados en conocerlos…por transparencia, claro.
Pues bien, las cosas claras. Hay dos tipos de transparencia, la de gestión y la de opinión o deliberación. La primera es imprescindible en democracia: queremos saber a qué destinan los gobernantes nuestros impuestos, cómo defienden nuestras garantías y derechos, cual es la justificación de sus decisiones políticas, etc…; la segunda es una agresión totalitaria contra el buen funcionamiento de las instituciones y la privacidad de las personas, ocupen cargos públicos o sean simples particulares. Confundirlas es parte de la actual imbecilización social, a la que no es ajena la maquinaria espléndida pero a veces devastadora de internet. Última observación: dejando aparte a Berlusconi, Putin, los hermanos Castro y alguno más, no hay político que me resulte tan sospechoso y tan poco fiable como el señor Julian Assange…y sus partidarios".
1. Los individuos incompetentes tienden a sobreestimar sus propias habilidades. 2. Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer las verdaderas habilidades en los demás.
Un amable lector de estas irregulares deposiciones –insomne y anónimo– me enviaba el otro día esta simpática versión del I Fought Piranhas, un clásico de The White Stripes, en rara interpretación de su autor, Jack White. ¡Gracias!
Auténtico blues mutante para sortear noches en vela.
In the suburbs, I learned to drive And you told me I'd never survive Grab your mother's keys, we're leaving
You always seemed so sure That one day we'd fight in In a suburban war You put it down against mine I saw you standing on the opposite shore Nobody down, the first bombs fell We were already bored We were already, already bored
Sometimes I can't believe it I'm moving past the feeling Sometimes I can't believe it I'm moving past the feeling again
The kids won't be so hard In my dreams we're still screaming Running through the yard And all the walls that they built in the 70s finally fall And all of the houses they built in the 70s finally fall It meant nothing at all It meant nothing at all It meant nothing
Sometimes I can't believe it I'm moving past the feeling Sometimes I can't believe it I'm moving past the feeling into the night
I just can't understand How I want a daughter while I'm still young I want to hold her hand Show her some beauty Before this damage is done But if it's too much to ask If it's too much to ask Send me a son
Under the overpass In the parking lot we're still waiting It's already passed So move your feet from hot pavement And into the grass Cause it's already passed It's already already passed
Sometimes I can't believe it I'm moving past the feeling Sometimes I can't believe it I'm moving past the feeling again
I'm moving past the feeling I'm moving past the feeling
In my dreams we're still screaming We're still screaming We're still screaming
ES SÓLO UN JUEGO, vale. Pero el resultado –automático e instantáneo– te permitirá ver cuáles son las formaciones políticas (catalanas) más afines a ti...
"La verdadera vida no es reducible a palabras habladas ni escritas, por nadie, nunca. La verdadera vida ocurre cuando estamos solos, pensando, sintiendo, perdidos en el recuerdo, soñadoramente conscientes de nosotros mismos, los momentos submicroscópicos".
Lo cierto es que me atrapó tanto la película, que ahora estoy acabando el libro ("Multimillonarios por accidente").
Del documental al reportaje, si podemos permitirnos la licencia de considerar El Ala Oeste un docudrama sobre la vida en la Casa Blanca. Ambas historias, de hecho, comparten guionista.
Dos horas largas que, cinematográficamente, lo reconozco, pueden resultar opinables: mi acompañante durmió plácidamente una siesta intermitente mientras yo me clavaba en la butaca para no perderme una frase-metralleta o un subtítulo (imprescindible la V. O.).
Un retrato del nuevo poder adolescente, con su habitual algarabía de hormonas e inadaptación, en un estimulante habitat universitario con más de tres siglos de historia. La brillantez y el talento logran imponerse, esta vez al menos, a la cerveza Beck's.
"Las creencias religiosas o la fe son, en parte, resultado del temperamento. Mi temperamento puede inclinarme al escepticismo; el de otras personas puede inclinarlas a creer en las fuerzas sobrenaturales. En lo que atañe al componente temperamental de nuestras creencias, mi escepticismo no debe ser motivo de condena o alabanza, como tampoco la fe de otras personas".
Un librito estimulante. Una refrescante puesta en cuestión de dos veneraciones retrógadas de nuestra época: la que consagra nuestra "identidad" por encima de lo que hacemos, y la de la supuesta imposibilidad de juzgar y evaluar críticamente las creencias religiosas.
"Los libros y artículos publicados en Nueva York (o en París) citan sobre todo libros y artículos publicados en Nueva York (o en París). Hay algo natural en que las metrópolis sean provincianas: el desarrollo de una conversación creadora, la animación que le da vida, tiene como centro una discusión local. Por el contrario, un signo claro de subdesarrollo son las publicaciones que no citan autores locales para no verse provincianas... Las discusiones importantes son las que se siguen de lejos, como un espectáculo. Estar en la periferia consiste precisamente en no estar en sí mismos, en creer que la verdadera vida está en un centro remoto".
Turn off your mind, relax and float down stream It is not dying, it is not dying Lay down all thoughts, surrender to the void It is shining, it is shining Yet you may see the meaning of within It is being, it is being Love is all and love is everyone It is knowing, it is knowing And ignorance and hate mourn the dead It is believing, it is believing But listen to the colour of your dreams It is not leaving, it is not leaving So play the game "Existence" to the end Of the beginning, of the beginning Of the beginning, of the beginning Of the beginning, of the beginning Of the beginning, of the beginning
Impresionante biografía detrás de una canción popular de 1966: el Bardo Thodol, Nietzsche, Timothy Leary, Stockhausen, Sibelius...
Un malapropismo, un acorde único en Do y cien monjes tibetanos cantando.