domingo, 26 de noviembre de 2006

Un poema de amor

Hoy he descubierto un pequeño tesoro, Todos Nosotros, de Raymond Carver. Comparto con ustedes una de sus muchas joyas:

PARA TESS
Afuera en el Estrecho el agua chapotea,
como dicen aquí. Anuncia tormenta, me alegra
no estar fuera. Contento porque estuve todo el día pescando
en Morse Creek, probando una Daredevil roja, lanzándola
una y otra vez. No saqué nada. Ni una pieza
siquiera, nada. Pero estuvo bien. Fue divertido.
llevé la navaja de tu padre y durante un rato
me siguió un perro que su dueño llamó Dixie.
A veces me sentía tan feliz que tenía que dejar
de pescar. Una vez me tumbé en la orilla con los ojos cerrados,
escuchando el sonido que hacía el agua
y el viento en la copa de los árboles. El mismo viento
que sopla afuera en el Estrecho pero diferente, también.
Durante un rato incluso me permití imaginar que había muerto,
y eso estuvo bien, al menos durante un par
de minutos, hasta que la realidad caló en mi: Muerte.
Mientras estaba allí tumbado con los ojos cerrados,
justo después de haber imaginado qué ocurriría
si de verás nunca me levantara otra vez, pensé en ti.
Entonces abrí los ojos, me levanté
y volví a sentirme feliz otra vez.
Te lo debo a ti, ya ves. Quería decirtelo.

(aquí, en su versión original, en inglés)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una de las cosas más bonitas que he leido es una dedicatoria de José Saramago en las Intermitencias de la Muerte:

"A Pilar, mi casa"

No sé quién tiene más suerte, Pilar, Saramago, Carver o Tess. :)

Anónimo dijo...

tarde de domingo, llueve, leo esto una y otra vez, me hace llorar, me duele, pero me siento mejor