domingo, 22 de octubre de 2006

Cápsula del tiempo


Las cápsulas del tiempo son recipientes sellados donde se guardan mensajes y objetos del presente para ser encontrados por generaciones futuras. La Exposición Universal de Nueva York enterró la primera en 1939, para ser abierta dentro de 5.000 años, en 6339 o así. Pesaba 360 kilos y contenía objetos cotidianos, una muñeca, un frasco de semillas, bobinas de película documental...

La cosa se puso de moda y hoy no hay obra pública en el mundo que no entierre un cofrecillo con chucherías debajo de su primera piedra, para la posteridad (y, tal vez, para pasmo y vergüenza de nuestros tataranietos).
Hasta los ingenieros patrios tienen la suya.

Hay también algunas otras cápsulas enterradas en el espacio, siendo quizás las más conocidas los dos discos de oro que transportan las sondas Voyager, con el simpático mensaje sin palabras de Carl Sagan a los extraterrestres que se choquen con ella (incluye plano de la galaxia con nuestra ubicación; para dar parte al seguro, supongo).

Yahoo lanza ahora la cápsula del tiempo digital, una especie de Ciberarca de Noé que almacenará fotos, textos, música y sonidos –en forma de bits– y a la que cualquiera puede contribuir con su aportación. Según sus creadores, este baúl de la memoria es "el primer proyecto electrónico antropológico de la Humanidad". Suena pomposo, pero no se intimiden: pueden colgar sus colaboraciones aquí.
O, simplemente, darse un garbeo por su interior antes de que la sellen, el próximo 8 de noviembre. Vale la pena.

(la de la foto, enterrada en 2005, pertenece a la ciudad canadiense de Alberta)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de colgar una foto de mi suegra en el apartado "ANGER".

Anónimo dijo...

Al usuario anónimo: debes enfrentarte de una vez por todas con la madre de tu chica. No te quedes en la foto!!!

Anónimo dijo...

Aquí en el convento, sepa ústed Sr. Lynx, tenemos una cápsula del tiempo no tan moderna. Se trata de una hornacina con forma de cohete tallada en roble que guarda en su interior las reliquias de un mártir santificado: unas falanges y la tibia derecha. Estos señores de Yahoo se creen muy originales, pero se les han adelantado varios siglos. Y sepa que estas cápsulas las carga el diablo, dice Sor Ites, hermana de la listilla eruana de la que le hablé en otro post.

Lynx dijo...

Hermana Dida, sepa que siempre aprecio y recibo con alborozo sus crónicas y comentarios intramuros; salude de mi parte a Sor Tija, Sor Prendida y Sor Tera, cápsulas del tiempo en sí mismas, ellas.

Anónimo dijo...

En cien años todos calvos. A saber qué guardará la gente en esas cápsulas: seguro que algún cochino meterá algún profiláctico usado, una flatulencia embotellada al vacío o cosas así. Cuando se abre la caja de las extravagancias...

Vince dijo...

Hombre, Oldsmobile, lo del preservativo no deja de ser ADN fresquito, y lo de las flatulencias, si se hace con finura y diseño... Vamos, yo creo que cabrían hasta en un menú de Adriá: "Pedo de caviar beluga, 150 euros".

Anónimo dijo...

Bueno, no sería tan raro: en alguna iglesia deben tener todavía una increíble reliquia: un estornudo de San José conservado en un frasco. Y por Barcelona (creo) andan las Santas lentejas, que son las que le sobraron a Jesús en la última cena (se ve que el chico andaba desganado, "anda, come algo, que se te ve muy flaco" le diría Pedro, y él: "es que yo esta noche no tengo el cuerpo para alegrías")
No sé quién fue el osado cazador de reliquias que logró conseguir esas joyas, pero sin duda era el rey de los vendedores.

Así que espero que no se extrañen los desenterradores de cápsulas del tiempo si en alguna encuentran tierra del patio donde jugaba el niño Elián (se vendía en internet, a módicos precios) o un costillar a la barbacoa medio comido por Elvis Presley (falso sin duda: Elvis jamás se hubiera dejado un costillar a medio comer).

Yo personalmente no confío en frivolidades como las cápsulas, ya que hasta ahora su destino ha sido ser desenterradas por los mismos bobos que las enterraron para festejar el 25 aniversario de su promoción escolar o majaderías semejantes. ¿Para qué se molestaron en enviar un mensaje si ellos eran el destinatario? ¿Para deprimirse viendo qué gordo se les ha puesto el culo y qué poco pelo les queda en la cabeza?

Por mi parte le he pasado el legado de mi potencial inmortalidad a mi pequeño vástago: si él cumple con su tarea como futuro reproductor (lo tendrá más fácil que yo, porque es guapo) el pedacito de ADN que me legaron mis ancestros continuará su camino hacia la eternidad. El resto de mí, en el mejor de los casos, será un pie de texto en algunas ilustraciones en alguna mediateca cubierta de polvo.

Anónimo dijo...

Japa, se sorprendería usted la de reliquias que Memphis ofrece sobre Elvis a sus visitantes